Los Ácidos grasos Omega-3 son esenciales para el correcto funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso e inmunitario.
Sirven de alimento a nuestro cerebro, el órgano que controla el cuerpo, responsable del pensamiento, la memoria, la concentración, las emociones o el lenguaje.
En la infancia y la adolescencia, la actividad del cerebro es frenética, ya que coincide con su desarrollo y maduración. Por este motivo, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria recomienda un consumo mínimo de 1-2 raciones de pescado/graso a la semana, equivalente a 250 mg de EPA y DHA al día.
Según algunos expertos y como resultado de algunos estudios científicos, en algunos niños como son aquellos más nerviosos o a los que les cuesta más concentrarse, se pueden necesitar cantidades más altas.
Ácidos grasos Omega-3 más conocidos
- Ácido alfa-linolénico (ALA) presente en algunas semillas, frutos secos y aceites.
- Ácido Docosahexaenoico (DHA) y Ácido Eicosapentaenoico (EPA) Se encuentran sobre todo en pescado azul como caballa, salmón, sardinas, boquerones, atún…; en mariscos como gambas, cigalas o langostas, y también en la yema de huevo.
La dieta en los países occidentales
En la mayor parte de los países europeos, el consumo de ácidos grasos Omega-3 no alcanza la cantidad diaria recomendada o se produce un consumo bajo de pescado. En este caso, se puede recurrir a complementos alimenticios como OmegaKids.
¿Sabías que el ácido graso Omega-3 más abundante en el cerebro es el DHA, cuyo consumo de 250 mg al día contribuye al buen funcionamiento de este órgano y a conservar la visión?
Los complementos alimenticios no deben sustituir una dieta variada y equilibrada y un estilo de vida saludable.
No superar la dosis diaria recomendada.
Mantener fuera del alcance de los niños más pequeños.