Un día te levantas y tu niño pequeño ha crecido y se rebela por casi todo. Un comportamiento propio del proceso de maduración que está viviendo, que necesita de tu comprensión. Así que no discutas con él e intenta dialogar para reforzar su autoestima y devolver la armonía a tu hogar.
Tenga la edad que tenga, y haya pasado lo que haya pasado, cualquier momento es bueno para hablar con tu hijo. Es la mejor manera de conocerlo, de mostrarle tu cariño, de que se sienta apoyado... Así, mientras tú le transmites normas y le ayudas a formarse y desarrollarse, él podrá expresar sus sentimientos, dudas, problemas y buscar respuestas a sus inquietudes.
También es importante saber escuchar. Ten siempre un momento para charlar, mostrarte paciente y dotar de positividad a tus comentarios (que nunca han de ser ofensivos). Así convertirás el diálogo en una herramienta con la que educar a tus hijos.
La familia y el hogar son la referencia y los lugares donde tus hijos aprenden a relacionarse, a dialogar, a ser tolerantes... lo que requiere que dialoguéis cada día, intentando responder con paciencia a sus preguntas (aunque sean repetitivas). Les ayudarás a que se sientan comprendidos y que, una vez habituados a conversar, acepten mejor tus comentarios y sugerencias.
¿Qué pasará cuando sean más mayores?
- A partir de los diez años los niños se lo empiezan a cuestionar todo, lo que puede provocar un pequeño distanciamiento de los padres
- Es entonces cuando más diálogo y comprensión debes tener
- Para ellos es una etapa muy complicada y son muy sensibles a las críticas
- Es fundamental que sepan que les vas a escuchar, sin juzgar ni ridiculizar sus opiniones. Hay veces que buscan refugio en sus amigos, pero has de hacerles saber que siempre pueden contar contigo. Potencia su autoestima, dedícales todo el tiempo que puedas, y tu cariño y comprensión...
- Pase lo que pase, evita las discusiones. Intenta resolver los conflictos de forma tranquila, sin gritos, y en un clima de respeto y cordialidad
Consejos prácticos
Es muy importante mimar la relación entre padres e hijos, de ahí estas recomendaciones:
- Ponte siempre en su lugar
- Escucha y préstale atención
- Pídele su opinión
- Sé accesible y fomenta el diálogo
- Lanza siempre mensajes positivos
- No te contradigas
- Expresa y comparte tus sentimientos