Los pequeños se hacen mayores. Es un buen momento para empezar a controlar qué comen, de cara a que se nutran correctamente y sigan una dieta adecuada. Por ello hay que conocer qué alimentos deben estar presentes en su dieta y, sobre todo, qué hacer si algo no les gusta.
Sabemos lo importante que es llevar una dieta sana y equilibrada, pero ¿cómo lo conseguimos? La respuesta es fácil: incluyendo todo tipo de alimentos, bien combinados y consumidos en su justa medida.
Además de acompañarnos durante la vida, influirán en nuestro crecimiento físico y desarrollo como adultos sanos y responsables. Tanto es así, que un niño bien alimentado tiene mayor energía para el aprendizaje y el desarrollo de actividad física adecuada. Por eso es fundamental haberles enseñado desde pequeños una buena educación nutricional y hábitos alimentarios.
Consejos para una alimentación equilibrada
- Hacer cinco comidas al día que cubran todas sus necesidades alimenticias
- El desayuno es la comida más importante. Es vital que sea rico y nutritivo, con un aporte calórico-energético necesario para conseguir un rendimiento adecuado. Ideal, que contenga lácteos, frutas y cereales
- A media mañana, el niño debe tomar un tentempié, tipo yogur, una pieza de fruta o una barrita de cereales. Les ayuda a saciar el hambre y a llegar a la comida sin ansiedad
- La comida es la segunda ingesta más importante del día. Por ello debe incluir un primero a base de verduras, arroces, pasta o legumbres; un segundo, rico en proteínas procedentes de carne, ave o pescado, y un postre de fruta o algún lácteo. Para que se lo coman todo, un truco es presentar los alimentos de forma atractiva y divertida
- Una regla muy importante es no saltarse ninguna comida.
- En cuanto a la merienda de media tarde, debe ser una comida ligera para que lleguen con hambre a la cena. ¿Opciones? Fruta, un zumo, un lácteo o incluso un sándwich. La bollería, por su alto contenido en grasas, mejor dejarla para ocasiones especiales
- Cuando llega la hora de la cena los niños ya están cansados, por lo que suele costarles comer, incluso si es su plato favorito. Por ello mejor que cenen pronto, que el menú sea atractivo y ligero para una digestión fácil mientras duermen. Nuestra sugerencia: una rica sopa, verdura, pescado, un poco de pollo o una tortilla acompañadas de una rica guarnición
El papel de los padres
Los padres, junto con los educadores, tienen papel esencial en la adquisición de hábitos saludables entre los pequeños. Por ello, es básico seguir una dieta equilibrada y variada, complementada con ejercicio físico. Que conozcan la pirámide nutricional desde pequeños, para que sepan de qué alimentos deben comer más y cuáles menos, también ayudará mucho.
Los padres también debemos...
- Crearles hábitos higiénicos, como lavarse las manos antes de cada comida.
- Enseñarles buenos modales en la mesa: comer despacio y con mesura...
- Convertir la hora de la comida en un momento de diálogo y de comunicación familiar. Esto se consigue con platos atractivos, raciones acordes con su edad y, siempre que se pueda, invitándoles a ayudar en su preparación. ¡Verás qué experiencia más divertida!