A pesar de su corta edad, la alimentación de tu hijo ya ha cambiado varias veces. Primero pasó de la lactancia a los purés de fruta, verdura, pollo, carne y pescado, seguramente, con poco rechazo al cambio.
De la lactancia a masticar
Ahora que has ido introduciendo alimentos como las legumbres, la fruta o la carne, es posible que no sea todo tan fácil. Si en el momento que tiene que masticar tu hijo rechaza la comida, no te preocupes: le sucede a la mayoría de los niños. Es un cambio que les cuesta más que otros, a pesar que desde el año ya tengan la capacidad de masticar, lo que fortalece su mandíbula y mantener los dientes limpios (las dietas blandas a base de puré que favorecen la aparición de las caries tempranas).
A medida que vaya madurando, cambiará sus hábitos y preferirá comer masticando. Nunca hay que forzarlo a hacer algo que no quiera, porque conseguiremos el efecto contrario. Así que si nuestro hijo es de lo que tardan un poco, simplemente esperaremos.
¿Cuándo hay que darle alimentos sólidos?
Un buen momento para empezar es con la salida de los primeros dientes. Primero hay que darle trozos de pan, que de paso les alivia el dolor de encías. Seguidamente puedes incorporar alimentos como zanahoria cruda (si está fresquita la chupan y también les alivia), alguna fruta o incluso galletas. Cerca del año, el niño ya debería tomar el puré con trocitos para acostumbrarse a las nuevas texturas.
¿Qué hacer para que este cambio no les afecte demasiado?
- Cambia la batidora por el pasapurés: conseguirás una textura más grumosa y así empezará a masticar.
- Una vez superado el primer punto, machaca la comida con el tenedor.
- Cuando supere el punto anterior, ofrécele la comida cortada normal, y los zumos sin colar.
En resumen, se trata de ir dándole poco a poco otros alimentos blandos o semiblandos, tales como fideos, legumbres, pasta, jamón de york, quesitos... que son fáciles de masticar. A medida que le van naciendo más dientes, hay que darle alimentos más duros.
¿Tu hijo se niega a masticar? Algunos trucos y consejos.
- Los cambios son complicados. Para que no resulte traumático, hazle todo lo más fácil posible y, sobre todo, ten mucha paciencia.
- Si tu hijo te ve comer masticando, será más fácil que siga tu ejemplo.
- Aprovecha el rato de la comida para enseñarle buenos hábitos en la mesa como masticar sin engullir, utilizar los cubiertos (aunque a esta edad les encante coger la comida con sus deditos).
- Comed sin prisa. Tomarse el tiempo necesario es bueno para los dos.
- Anímale a probar nuevos sabores, presentándole los platos de forma divertida, con colores, trocitos e incluso haciendo formas y figuras.
- En cuanto a cantidades, empieza por poca y auméntala a medida que crezca. No se comerá un filete entero, pero con que pruebe unos trocitos es suficiente.