Nuestros hijos pertenecen a la generación “touch”. La de deslizar el dedo por la pantalla y hacer que pasen cosas. Por eso, las tabletas despiertan un comportamiento instintivo en ellos que los padres deben controlar.
La lógica infantil es simple: arrastro el dedo por la pantalla de la tableta y muevo los objetos que aparecen en ella hacia arriba, abajo, a los lados. Abro nuevas pantallas. Oigo sonidos y veo vídeos. Toco y pasa algo de inmediato, es fácil, es divertido. Es un juego. ¿O no?
Han pasado solo cuatro años desde que los niños conocieron las tabletas. Pero como demuestra el estudio Menores de edad y conectividad móvil en España: tablets y smartphones, los menores de dos y tres años ya acceden de forma habitual a los dispositivos de sus padres. Juegan, pintan, manejan apps, ven vídeos infantiles y galerías de fotos.
Es decir, están totalmente inmersos en un lenguaje fácil de manejar, en el que pueden explorar cuando ellos deciden, y que les enseña a gestionar información, a aprender y asumir los errores.
Consejos para acertar?
Una tableta no tiene que ser un problema siempre y cuando elijamos bien las aplicaciones que les dejamos utilizar. Tampoco es fácil porque existen más de 40.000 apps didácticas y educativas para niños para dispositivos Apple, y otras 3.000 para Android.
Si tienes que elegir una tableta, ten presentes estos consejos:
- Calidad. Analiza el diseño y la propuesta de la aplicación.
- Educación. ¿Qué fomenta? ¿Contempla el aprendizaje gradual? ¿Es adecuada para su edad?
- Entretenimiento. Debe tener un contenido que a tu hijo le parezca divertido e interesante.
- Información. Lee las reseñas, valoraciones y opiniones de la aplicación que hay en Internet.
Lo importante es que la tableta no sea el único recurso para que el niño se divierta. También es importante el equilibrio entre el tiempo que el niño pasa con la tableta, que no debería superar una hora diaria, y el tiempo que pasa realizando otras actividades (necesarias).
Lo positivo de la tableta es la oportunidad que abre en la educación en el uso de las tecnologías. A esta edad, los niños son muy receptivos, quieren jugar con sus padres, aceptan sus consejos, aprenden mediante el juego y les gusta mostrar lo que saben hacer.
Por eso, no hay mejor consejo que sentarse con ellos, practicar e incluso aprender a su lado, para enseñarles de forma divertida, abordando cuestiones como la privacidad, el respeto hacia uno mismo y hacia los demás.